sábado, 28 de enero de 2017

INVESTIGANDO


Es curioso cómo cambia la perspectiva del adulto si tratamos de mirar con los ojos de los niños.
Cualquier cosa les provoca, les interroga, se sienten empujados a probar, a conocer.

Estaría bien que nos contagiásemos un poco de sus sentidos, a veces atrofiados en nosotros,
como nos cuenta G. Rodari en su poema La oreja verde...

Un día, en el expreso Soria-Monteverde, 
vi subir a un hombre con una oreja verde. 

Ya joven no era, sino maduro parecía, 
salvo la oreja, que verde seguía. 

Me cambié de sitio para estar a su lado 
y observar el fenómeno bien mirado. 

Le dije: Señor, usted tiene ya cierta edad; 
dígame, esa oreja verde, ¿le es de alguna utilidad? 

Me contestó amablemente: Yo ya soy persona vieja, 
pues de joven solo tengo esta oreja. 

Es una oreja de niño que me sirve para oír 
cosas que los adultos nunca se paran a sentir: 

oigo lo que los árboles dicen, lo que los pájaros cantan, 
las piedras, los ríos y las nubes que pasan. 

Así habló el señor de la oreja verde 
aquel día, en el expreso Soria-Monteverde.


(Italia, 1920/1980







domingo, 22 de enero de 2017

CON LAS MANOS EN LA MASA



Hasta las plastilina nos había desaparecido... Así que decidimos fabricarnos una nueva.
Con harina, agua y sal, y un poco de pintura, preparamos una masa que mezclamos, machacamos, manipulamos...

Y cuando se termine... pues haremos más. Muy fácil, algo pringoso al principio... pero satisfactorio.


No necesitamos mucho más para disfrutar, ¿veis?












sábado, 14 de enero de 2017

JUGAR SIN JUGUETES


Después de la profusión de regalos, estímulos de colores y sonidos de estos días... después de tenerlo todo, volvemos a la vida del aula.

Los primeros días de cole disfrutamos de lo que ya teníamos y de lo nuevo. Pero de pronto un día,  al volver de comer, nos encontramos un panorama diferente: nuestros juguetes no están, y a cambio encontramos otros materiales -cajas, cartones, pañuelos, hueveras, papeles...- y una misteriosa carta.
los Reyes Magos nos cuentan que toman prestadas por unos días nuestras cosas para llevarlas a otros niños que las necesitan, y a cambio nos dejan otras para que inventemos nuevos juegos.

Sorpresa, caras de desconcierto -y algún reproche- hasta que nos decidimos a apañarnos con lo que tenemos.
Una niña,  hasta escribe por su cuenta una carta de agradecimiento, diciendo "gracias reyes, no nos importa que nos hayáis quitado los juguetes...".

Es bueno saber que no siempre podemos tenerlo todo, y aún así, estar agradecidos.

A ver cómo se nos dan los próximos días...