FELIZ NAVIDAD, DE CORAZÓN

 Ahora sí... ya están aquí las fiestas de Navidad.

Después de este difícil año, las recibimos con alegría, a pesar de todo.

A pesar de las restricciones, las ausencias, los problemas con los que no contábamos...

Para los cristianos, días de recibir al Niño con el corazón abierto.

Para todos, deseos de paz y concordia.

Y, como ya hemos dicho en anteriores posts... prudencia y mesura en los regalos. Aquí os dejamos, de nuevo, algunos consejos.

Que tengáis buenos días. Nos reencontramos pronto...

¡Feliz Navidad!

SIN JUICIOS NI PREJUICIOS

 

Hace tiempo ya en que, por suerte, estamos en una nueva época. Un tiempo en que no se encasilla a hombres y mujeres, a niñas y niños, por sus preferencias.

¿O aún no?

En la escuela tratamos de dar todas las opciones a todo el alumnado. Que cada cual juegue, experimente, interaccione... donde más le apetezca, siempre teniendo ofertas variadas y animando a probar y conocer.

Respetando voluntades pero no cerrando puertas. Así estaremos más cerca de una sociedad abierta y sin prejuicios. Sin forzar, pero sin limitar.

Atentos pues, a los juguetes que regalemos estas Navidades...

Pocos, de calidad, sin prejuicios y lo menos estructurados posibles.

Una buena caja de cartón en la que refugiarse, marionetas, muñecos, juegos de construcción, materiales para fomentar la creatividad...

Evitemos estereotipos, contaminación y consumo exagerado.

El futuro nos lo agradecerá.

EQUILIBRIO

 

En perfecto equilibrio, sin materiales extraordinarios ni grandes inversiones. Un poco de cinta de carrocero -que podemos pegar y despegar sin estropear el suelo- unos tubos de cartón, o simplemente, juegos de quedar parados un instante, nos sirven para tomar conciencia del propio cuerpo al tiempo que  pasamos
un momento divertido.

Controlar el cuerpo por fuera, para controlar las emociones por dentro.

Una buena combinación.

RECORDANDO... Y AVANZANDO

 

¿Se puede guardar la vida en una caja? Para nuestro alumnado, cinco años es todo un recorrido. Desde que estaban en la tripa de mamá, su nacimiento, tan pequeños, lo que medían y pesaban entonces, y cuánto han crecido... La fecha importante de su cumpleaños, su cuerpo, su cara...

Todo esto hemos ido haciendo en nuestras aulas con entusiasmo. Porque habla de nuestra realidad, de nuestra existencia. No es algo que les ha pasado a otros, o que viene en una ficha para colorear, ajena e impersonal.

Somos nosotros, nuestras vidas.

Y sí, las guardamos en una cajita, que irá creciendo, creciendo...

¿QUÉ NOS APORTA LA ESCUELA PRESENCIAL?

Veo tantas sugerencias de aplicaciones, enseñanzas on-line, divertidos juegos de recompensa con puntuaciones al alumnado en función de su comportamiento (Dojo y otros), plataformas donde puedes dibujar, cantar, cocinar, construir... que a veces me pregunto si los maestros estamos de más. Si a lo mejor llegará el dia en que una ciber- profe me sustituirá. Más joven, más lista, más guapa, más chupi-guay...

Pero entonces miro a las niñas y niños de mi aula, que se acercan a contármelo todo, que me piden que les mire, les escuche, me dan sus dibujitos con corazones. Y me doy cuenta de que no sobramos, que somos aún necesarios. Y de que nosotros tampoco somos nada sin nuestro alumnado,  porque ellos son la razón de que la escuela exista.

Qué bien...

EN EQUIPO

 

En tiempo de pandemia, las actitudes se vuelven extremas: desde quienes se unen y ayudan, a aquellos que prefieren refugiarse en la individualidad y, en cierta medida, en el "sálvese quien pueda".

En la vida ordinaria, también nos ocurre. La comodidad, la pereza, a veces la decepción por experiencias pasadas... nos empuja a veces  a vivir de espaldas a los demás.

Pero en la infancia, el instinto gregario prevalece. Los niños se buscan, se agrupan, juegan y crean mejor en equipo que en solitario.

Aquí los vemos. Colaborando, compartiendo, ayudándose.

A pesar de la pandemia.