Aunque no siempre lo expresen, aunque no lloren, pataleen, a pesar de que no griten... En sus gestos y miradas podemos a veces leer "quiero ir con mi mamá".
Pero saben que no nos gusta, que nos hacen pasar un mal rato... se dejan seducir por nuestras palabras "qué bien lo vas a pasar con los juguetes, los amigos, las profes". Se conforman con nuestras respuestas "a la una viene, a las cuatro y media, está haciendo unos recaditos y viene en seguida..." cuando no escuchan un "ya basta, no llores más, me pones dolor de cabeza, asustas a otros niños..." porque nosotros también queremos que la normalidad llegue cuanto antes, pasarlos bien, aprender, disfrutar...
Todo llegará. Pero necesitan su tiempo. Y nosotros, los adultos, también.
Paciencia, y mucho amor.
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