Pura y llana alegría, sin adornos, la que surge del interior y explota al unísono sin preocuparse de nada.
Esto que tuvimos en la infancia, y que en ocasiones -pocas- somos capaces de permitirnos y nos hace recordar lo libres que fuimos en la expresión de nuestras emociones.
Aquí están, descubriendo un lugar inusual desde el que observar su pequeño mundo, hasta convertirlo en espacio para la mirada tranquila y compartida de un libro.
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