Nuestras manos se afanan en lo pequeño y en lo grande, con el cuidado de sacar adelante una tarea.
Nuestras manos aprehenden, y así "aprenden", nos ayudan a recorrer el complejo camino que lleva la información a la mente y le provocan el gusto por repetir lo realizado, conectando así nuestras neuronas y ayudándonos a desear ir cada vez un pasito más allá.
En palabras de Aristóteles -que hoy hacemos nuestras- "nada hay en el intelecto que no haya pasado antes por los sentidos".
De lo experiencial a lo abstracto. Aprovechemos este momento para ofrecerles experiencias que sabrán utilizar cuando sea el momento. Nada es porque sí, nada es pérdida de tiempo. Tengámoslo en cuenta a la hora de decidir qué les daremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario