No es fácil compartir, sobre todo cuando se trata de algo inmaterial. El amor y la atención de los padres, por ejemplo. Las miradas de otros adultos, para los cuáles tú eras lo más importante, hasta que llegó él, ella. El hermanito. De pronto, te has convertido en "la mayor". La que va a ayudar mucho a mamá, la que se come todo, se va a dormir sin protestar, y por la mañana, al cole. Mientras, "el otro" se quedará disfrutando de los mimos y caricias.
Por eso a veces, te rebelas. Te haces pis en un rincón, lloras justo cuando el bebé tiene que mamar, se te cae el cola-cao en el momento de salir para la escuela...
Pero le quieres, claro que sí. Sólo que aun no sabes que el corazón es grande, y en él cabe amor para todos. Ya lo irás descubriendo.
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