Unos junto a otros, eligiendo qué actividad, relación, espacio, les interesa más en un momento determinado. Sin prejuicios para acercarse con la curiosidad que siempre tienen a flor de piel, actuando con el otro y aprendiendo mutuamente. Cada cual en su momento, a su ritmo, sin estorbarse. Con tiempos para estar acompañado y también para aprender a estar con uno mismo. Afrontando conflictos y resolviéndolos poco a poco, aunque a veces esto conlleve cierta dosis de frustración -tan necesaria- que nos ayuda a crecer.
Algunos dirán: "sólo juegan...". Casi nada.
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