A vueltas de nuevo con el miedo. Esta vez lo buscamos para ponerle palabras y también imágenes. Para diferenciar los miedos reales, y hasta necesarios, de los que forman parte de nuestra fantasía. No queremos esconderlos, en la creencia de que lo que no se nombra, no existe. Nada más lejos de la realidad. Ahí están -la oscuridad, las brujas, fantasmas y animales de los cuentos, pero también la soledad, la pérdida, incluso por qué no, la muerte-, guardados en una cajita que a veces se abre y nos permite ver su interior.
Y jugamos con ellos, para combatirlos con un guiño, superarlos en la medida que nos sea posible y en todo caso, conocerlos y hacerlos un poco más manejables.
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