Contener el cuerpo no es fácil para los niños, pues a través de él expresan lo que a veces no pueden con palabras, y es el medio por el cual aprehenden el mundo que les rodea. Difícil sobre todo cuando se desea desatarlo, sentir la libertad que en el reducido espacio del aula -o de nuestros propios hogares- no pueden tener. Y curiosamente, es lo que más les pedimos. Que no corran, que no griten, que no molesten... Por eso, cuando encuentran un medio donde sí se les permite, su impulso natural se pone en marcha.
Aún así, son capaces de esperar, anticipando el momento en que saldrán disparados hacia ese muro que romperán entre risas. Poco a poco, se irán calmando, y cada cual elegirá su manera de estar, desde la actividad pensada al recogimiento y el reposo. Libres por un ratito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario