A veces nos parece que son demasiado pequeños para mostrarles imágenes que se salgan de los parámetros "infantiles", que no pueden entenderlo ni interesarles, y les bombardeamos con productos expresamente creados para ellos. Un mundo plano y con colores chillones que les llega desde todas partes -desde la televisión, sobre todo- , y en el que sucumben por la fuerza de la repetición y el recurso fácil.
Sin embargo, están abiertos y deseosos de verlo todo, ofreciendo sus propias interpretaciones, que no dejan de sorprender. Así, ante la obra de Edvard Munch, titulada "El grito", desde sus 3 años han podido elucubrar y sugerir qué está ocurriendo en la escena: "dice, ¡ayuda!, dice ¡oooh!, tiene miedo porque se va a caer de la barca, no, de un puente, viene un tren, se asusta de los monstruos de la montaña...".
Qué lejos del edulcorado mundo Disney...
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