Los cuentos, representados, escuchados o protagonizados por ellos, provocan profundas vivencias atrapadas en un instante. Todos sus sentidos sumergidos por esa experiencia vital, entrando en lo que se les presenta, atentos, nunca indiferentes. Como decía Aristóteles: "no hay nada en la inteligencia que no haya pasado antes por los sentidos".
Son momentos mágicos en los que dan todo su ser, indiferentes a todo lo que les rodea.
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