Cuántas veces nos estrujamos el cerebro para conseguir que lo que hacemos capte su atención. Sin embargo, aquí están, sin que nadie les haya propuesto nada, frente a un gran cajón vacío.
Se acercan nada más verlo al salir al patio, lo rodean, preguntan...
Allí estuvieron, un buen rato -algunos todo el recreo- mirando y especulando sobre qué destino tendría, sin importarles que no hubiera nada dentro.
Imaginemos cómo será cuando conozcan su función...
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