Tratamos de ayudarles a tener momentos de relajación, de encuentro con el cuerpo, el espacio, de forma amena y divertida. La disciplina del Tai-Chi nos interesa en relación con nuestro proyecto de China. Gracias a la amable colaboración del padre de una alumna, nos acercamos a este arte milenario; aprovechamos para ello una zona al aire libre cerca de la escuela, como hemos visto en la información que hemos recogido que hacen de forma habitual en plena calle muchas personas del país que estamos trabajando.
Disfrutan y se aplican con ganas a ello, hasta que otro asunto llama su atención. Una lombriz es descubierta repentinamente a nuestros pies, atrayendo rápidamente el interés de todos.
Antes de retirarnos, otro momento de intimidad para escuchar la historia sobre el venerable maestro Wang Bo.
Ellos son así, capaces de pasar de un tema a otro para volver a centrar su antención cuando algo es realmente interesante...
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