Recientemente visitamos un Museo con nuestros alumnos de 3 años. Cuando comentamos la visita, al volver de la excursión, tres cosas les habían impactado: el viaje en autobús, jugar "a toritos" con un profe después del almuerzo, y que "no se puede tocar nada, porque se estropea, se cae, se rompe...".
Está bien esa prudencia, enseñarles a ser cuidadosos, pero, para contrarrestar, colocamos en el pasillo de nuestro cole -sin avisarles- una pequeña exposición con objetos cotidianos. Y esperamos.
Los niños se acercaban curiosos, miraban desde cierta distancia... pero no tocaban nada. Hasta que les leímos lo que ponía en el cartelito. Entonces sí, tímidamente, fueron probando qué era aquello... con el debido permiso.
Para que luego se diga que los niños no respetan nada...
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