sábado, 25 de mayo de 2013

CURIOSOS

Curiosos por todo lo vivo, su atención es plena cuando ven un caracol arrastrarse por la pizarra, un conejo que quiere salir de su jaula, al que no le gustan nuestras galletas ni el pan de molde, que hace una diminuta caquita en el suelo, o incluso dos zanahorias plantadas en un tiesto (¿dónde están, qué hay debajo...?) a las  que no olvidarán dar el  agua  que precisan, señalándolo con mucho interés en el calendario.

La vida que vibra en lo pequeño, y que a nosotros, adultos de vuelta de muchas cosas, nos pasa desapercibida...










domingo, 12 de mayo de 2013

DEJAR LA HUELLA

El objetivo no es construir, representar, "copiar" con más o menos fidelidad algo que vemos o a lo que se nos anima (una culebrita, un caracol...). Lo bueno de su entusiasmo es que no persigue un fin, que su experimentación es ya un fin en sí mismo: toco esta materia fría, blanda en mis manos, la amaso, la golpeo, la fragmento ordenadamente, compruebo que se estira, se aplasta, que conserva mi huella. Después, puedo devolverla a su forma original, para retomar otro día este contacto con la tierra que me permite la libertad de la transformación. Sin buscar nada más.





sábado, 4 de mayo de 2013

¿DEMASIADOS ESTÍMULOS?

Es demasiado habitual la queja de muchas familias con respecto a la falta de atención de sus hijos, el poco tiempo que permanecen en una misma actividad -a excepción de la televisión- y la frase generalizada de "no para". El movimiento a esta edad es sano, natural y muy necesario, pero con un cierto sentido. Me refiero a los juegos que se establecen entre niños y niñas en que representan roles -bebés, cocinitas, médicos- o construyen, crean, hacen y deshacen, inventan, imaginan, trepan, saltan...

Sin embargo,  a veces nos encontramos con un juego descontrolado, niños que van de una actividad a otra sin permanecer el tiempo suficiente en ninguna para poder llamarlo así -juego-, sin establecer relaciones medianamente sólidas -en el caso de situaciones de grupo- o aburridos al poco tiempo de comenzar -en casa, normalmente, sacando todo y no atendiendo a nada, con la consiguiente dificultad para conseguir que luego recojan, y la desesperación de los padres-.

Me pregunto si no será, tal vez, un exceso de estímulos con los que los adultos les abrumamos desde todas partes, allá donde están: los programas televisivos, las pantallas de ordenador y demás artefactos -Wii, Nintendo, Play Station...- los regalitos que ofrecen las cadenas comerciales -McDonalds...- y la enorme cantidad de juguetes que normalmente poseen allá donde vayan ( incluida la escuela...).

Hace pocos días comentábamos la infancia de nuestros abuelos, quizá más pobre en medios, pero mucho más rica en imaginación. No les quedaba otro remedio, pero sus recuerdos son fantásticos.

Me gustaría dejar estas líneas para la reflexión de todos, padres y madres, maestros que andamos en esto de educar, en un intento de ofrecerles lo mejor para ayudarles a crecer.