Ayer tuve el enorme privilegio de participar -
on-line, por supuesto- en un seminario organizado por Integratek e impartido por el gran pedagogo italiano
Francesco Tonucci, también conocido como
Frato, su "alter ego" y personaje de comics en defensa de los derechos de la infancia.
Durante toda su trayectoria pedagógica y humana Tonucci ha defendido que el adulto tenga en cuenta las capacidades de niños y niñas y su derecho al juego y al aprendizaje. No es un invento moderno, ni pura poesía utópica. Para ilustrarlo citó el art. 29 de la
Convención de los Derechos del Niño: "
la educación desarrollará en niños y niñas su personalidad y capacidades (...)" y su artículo 31 "
se reconoce el derecho del niño al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes" Por último, se dice en su artículo 3:
" En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones (...)se atenderá el interés superior del niño".
Ayer nos habló de estos dolorosos tiempos de confinamiento, y de la necesidad, más que nunca, de que familia y escuela trabajen juntas. Pero no desde la perspectiva de los deberes escolares, sino desde un aprendizaje acompañado en la vida cotidiana del hogar y guiado por el maestro desde la escuela. No solo ahora, en que se ha demostrado la debilidad del modelo de enseñanza que teníamos, sino en todo tiempo.
Nuestro modelo pedagógico debe ser revisado con urgencia.
Citando sus palabras:
"La escuela tiene que reconocer las competencias de los niños, ya que las desarrollan desde el momento mismo en que nacen. La educación debe fomentar esos conocimientos, incentivar la curiosidad e inquietudes para ayudar al niño a crecer sin perder su esencia que lo hace tan particular y que es su habilidad para jugar y no cansarse."
CELEBREMOS ESTE PRIMER DÍA EN LA CALLE CON NUESTROS NIÑOS Y NIÑAS. CON PRUDENCIA, PERO SIN TEMOR.
