El cielo está enladrillado, quién lo desenladrillará... Era un trabalenguas que nos gustaba mucho cuando éramos pequeños. También estaba aquél otro de "al obispo de Constantinopla..." y cuántos más...
Los juegos con el lenguaje, además de ser divertidos, ayudan a trabajar las praxias -movimientos de lengua y labios que contribuyen a mejorar la pronunciación- y mantienen la atención auditiva.
El sinsentido de las frases provoca las ganas de repetir y jugar, no importa equivocarse... al contrario, da más risa.
Aquí os dejo alguno. Seguro que conocéis muchos más. A divertirse, pues...
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