Conmueve ver su inocencia cuando te dicen cosas como "no podemos decirte la sorpresa" o "¿cómo se escribe felicidades?" No tienen el filtro que la vida nos da a los adultos para vivir la ilusión, y disfrutan cuando, con una compañera como organizadora, entran en el aula con caras emocionadas y sus regalitos.
También alguna mamá aparece con el bizcocho que, quien suscribe, sería incapaz de hacer...
¡Gracias a tod@s!