Así llamamos a las sesiones de movimiento con materiales diversos que llevamos a cabo en "la sala", como quizá les habéis oído contar.
Comenzamos con la preparación: nos descalzamos, aprendiendo a esperar tranquilos mientras se prepara el muro, construido con piezas blandas enormes que, ante una indicación, vamos a derribar.
Antes, un tiempo de contención de nuestras emociones, hasta el momento de salir corriendo a tirarlo, para después jugar libremente construyendo, trepando, gateando... Aprendiendo también a compartir y a gestionar nuestros deseos y necesidades. Al finalizar, recogemos entre todos, nos calzamos de nuevo y, tras un momento de relajación, volvemos a la clase.
Es una actividad que esperamos cada semana, con ganas. En ella ponemos en marcha el equilibrio entre excitación y quietud, la tensión y calma. Y, sobre todo, lo pasamos genial.