Aquí les vemos, relajados y disfrutando de pequeñas actividades muy prácticas, como las que pueden hacer en casa: "leyendo" unos cuentos, lavando muñequitos, emparejando calcetines, cuidando de los bebés o haciendo como que duermen.
Un juego simbólico y manipulativo que les conecta con la vida fuera de la escuela, la importante, la de su familia, al tiempo que ponen en práctica nuevas destrezas.
En el aula hay momentos de escucha, otros de movimiento, también de concentración... A pesar de su corta edad, no deja de sorprender la capacidad de los niños de permanecer en una actividad (que no sea la tele, el móvil ni una pantalla con sonido y color) con total atención.
Primero en la asamblea, y después individualmente, utilizan los nuevos materiales habiendo observado previamente cómo hacerlo de forma correcta.
Mirad con qué cuidado manipulan las jarritas con agua o con pasta, cómo "dibujan" con su dedo en la bandeja de pan rallado, la precisión con que introducen los palillos en el salero... Y cuando finalizan, lo recogen como han aprendido a hacerlo en el lugar que corresponde.
Solamente necesitan un modelo de uso adecuado y un adulto que esté a su lado. Como veis, utilizamos materiales que cualquiera tiene en casa, no requieren gasto ni son nada excepcional.
Estas actividades les proporcionan herramientas básicas para los aprendizajes posteriores: atención antes de desarrollar una tarea, habilidad manual previa a la utilización del lápiz, actividades de la vida práctica -atarse los botones, calzarse, lavarse correctamente las manos, ponerse y quitarse el abrigo, comer solos- que les permitirán ir desarrollando cada vez más su autonomía.
De esta manera, sentirán que son capaces y afrontarán con más seguridad los retos de cada día. Eso sí, siempre con la seguridad de que nos tienen ahí, para ayudarles en lo que necesiten, pero sin hacer por ellos lo que, con paciencia, pueden llevar a cabo por sí mismos.
Hay un refrán popular que dice: la curiosidad mató al gato... Por suerte, nuestros chicos y chicas no lo ven de esta manera. Todo les interesa, les mueve a investigar, mirar, tocar... cuanto más pequeño y si tiene vida, mejor. Provocan mucha risa y ternura cuando se acercan a gritos para enseñarnos un bicho minúsculo que han descubierto, un agujero en la pared o simplemente, la hoja de una planta. O cuando lo que ven son sus propios ojos, en la oscuridad...
Es su forma de aprender, a través de la experiencia propia.
Este otro dicho, esta vez de Confucio, nos gusta más: "me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí".
Aun a riesgo de repetirme -hemos tocado este tema varias veces en el blog- quiero abordar nuevamente los riesgos que supone el uso y abuso de los diferentes medios digitales con los niños. Teléfonos móviles, tablets, ordenadores, video juegos, televisión... les entretienen y calman, incluso a veces son didácticos y aprenden cosas. Pero también tienen efectos contraproducentes. Les hiperexcitan con imágenes y sonidos estridentes, les ofrecen recompensas continuas... En definitiva, son todo lo contrario a la calma y les alejan de la manipulación de objetos reales imprescindibles para el buen desarrollo del cerebro y las relaciones interpersonales.
Por ello insistimos en recomendar un uso moderado y siempre controlado por un adulto. Y si puede ser, evitarlos completamente en los menores de 6 años. Paseos por el parque, la naturaleza, juegos de calle, cuentos y canciones... son una buena forma de disfrutar juntos y fortalecer los vínculos familiares.
Desconectar para conectar...
Tengo la sensación de que a veces se considera que en las aulas de infantil "solo" se juega. Es decir, lo que niños y niñas hacen en casa, pero en grupo, y con un adulto cualificado a su lado.
El juego es fundamental en el desarrollo del ser humano. A través de los tiempos las personas han exteriorizado preocupaciones, han llevado a cabo aprendizajes por imitación, desarrollado relaciones, liberado tensiones... por medio del juego, tanto espontáneo como de reglas.
En la escuela, representamos por medio del juego simbólico y manipulativo la manera en que vamos aprehendiendo la realidad que vivimos: cuando hablamos por un teléfono imaginario con las mamás, cuidamos y paseamos al bebé de juguete, construimos torres donde ponemos en juego nuestros conocimientos matemáticos, calculamos, pesamos, medimos el arroz que cabe en cada recipiente, descubrimos la diferencia entre seco y húmedo, duro y blando, el equilibrio necesario para no caernos, la prensión necesaria para trasladar un objeto de un espacio a otro...
Pero no solo tiene efectos positivos en aprendizajes escolares. A través del juego, aprendemos a relacionarnos con los demás, a respetar la individualidad, a compartir, a no agredir...
Como se dice por ahí "jugar es algo muy serio". Pongamos en valor el juego de la infancia.
"Si el niño es capaz de entregarse por completo al mundo en su juego, en su vida adulta será capaz de dedicarse con confianza y fuerza al servicio del mundo".
Rudolf Steiner
