Hay un refrán popular que dice: la curiosidad mató al gato... Por suerte, nuestros chicos y chicas no lo ven de esta manera. Todo les interesa, les mueve a investigar, mirar, tocar... cuanto más pequeño y si tiene vida, mejor. Provocan mucha risa y ternura cuando se acercan a gritos para enseñarnos un bicho minúsculo que han descubierto, un agujero en la pared o simplemente, la hoja de una planta. O cuando lo que ven son sus propios ojos, en la oscuridad...
Es su forma de aprender, a través de la experiencia propia.
Este otro dicho, esta vez de Confucio, nos gusta más: "me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí".
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