jueves, 4 de junio de 2020

EDUCAR EN LA REALIDAD


Otro genial libro de Catherine L'Ecuyer, doctora en Educación y Psicología, de la que ya hablamos en un post anterior, a raíz de su obra Educar en el asombro.

Este que hoy traigo aquí, publicado en 2015, está ahora de rabiosa actualidad y se refiere a los mitos y creencias erróneas con respecto a los supuestos aprendizajes precoces, y  al uso indiscriminado de las pantallas.

En el prólogo hay un párrafo que impresiona:

"Un padre iba de excursión a la montaña con sus dos hijos. Una vez alcanzada la cima, exclama, admirando el paisaje:
-Mirad, hijos míos, ¡qué puesta de sol más preciosa!
-Jolines, papá, dos horas caminando para ver un fondo de pantalla..."

(adaptación de una viñeta de Faro)

A través de sus páginas queda claro que no se trata de un ataque a las tecnologías, que forman parte de nuestra cotidianeidad, sino a su uso erróneo y sobre todo, a su sustitución por la crianza personal. Las figuras de apego de la primera infancia -mamá, papá, otras personas cercanas a la vida del niño- son de  vital importancia para el desarrollo emocional y seguro, e INSUSTITUIBLES por móviles, tablets, juegos educativos o no, tv... El tiempo dedicado al mundo virtual es tiempo restado a las auténticas experiencias humanas. No basta con pensar solamente si lo que ven o hacen en las pantallas es bueno o malo -fundamental discernirlo, desde luego-, sino que hay que tener en cuenta que, mientras el niño está ahí, no está haciendo otras actividades más vividas. Es decir, debemos valorar si sale ganando con el cambio.

Sabemos lo que esta pandemia nos ha traído, y la imposibilidad de contacto físico que nos ha retenido en nuestras casas. Pero precisamente aquí podemos hacer de la necesidad, virtud.

Familias: vuestra mirada, palabras, juegos y abrazos no se las dará nunca el móvil o el ordenador.
Maestras, profesores, educadores... no perdamos la cabeza. Utilicemos puntualmente estos medios y trabajemos por una vuelta a la experiencia no virtual, siempre que sea posible.

Mientras tanto, ahí está el hogar, los ríos y montes, los paseos al aire libre... con la mirada en la realidad, para que nuestros hijos e hijas no la confundan con un bonito fondo de pantalla.




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