sábado, 5 de marzo de 2022

PERDÓN

 Los adultos somos muchas veces injustos con nuestros pequeños. A veces el cansancio, las mil preocupaciones, las prisas... hacen que seamos poco respetuosos y les gritemos sin motivo. Para ellos, el tiempo es otro; tienen su propio ritmo para vestirse, jugar, recoger... y otros intereses que a veces no comprendemos.

Nuestras meteduras de pata son humanas y comprensibles. Pero también debemos aceptar que cuando nos equivocamos, debemos pedir perdón. No solo a otros adultos, también a nuestros hijos e hijas, a nuestros alumnos... 

No tengamos miedo a hacerlo; no perdemos autoridad ante ellos, al contrario. Nos querrán más todavía.

En este cuento de Jutta Bauer titulado Madrechillona -pero podría ser padre, hermanos, maestra...- nos encontramos con una situación que los niños identifican claramente: cuando se les riñe, grita (incluso se les pega...). Entienden muy bien cuándo ellos han hecho algo mal, pero también intuyen que a veces los mayores no tenemos razón. 

En clase hemos leído muchas veces esta pequeña historia (preguntadles, os contarán), en la que les reconforta el final, donde mamá pingüino dice: PERDÓN.







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