viernes, 12 de octubre de 2018

UN SIMPLE CARACOL



Así es. Ni tele, ni palmas, ni fiesta... Un caracol aparecido fortuitamente en el parabrisas del coche camino del cole atrae toda su atención. Todos quieren verlo, alguno tocarlo... Lo ponemos en la pizarra a ver qué pasa...Buscamos rápidamente información en internet -para esto sirven también los móviles, recordémoslo- que nos cuenta qué comen, si tienen o no dientes, por qué dejan ese rastro de baba.

Estos días nos hemos preocupado de ponerle agua y comida, unos  trocitos de manzana que a la mañana siguiente han desaparecido, dejando en su lugar una pequeña caquita.

Es alucinante todo lo que nos perdemos cuando no les escuchamos, si no estamos atentos a sus verdaderos intereses. Ni uno solo de los niños y niñas del curso se ha mostrado indiferente.

Una lección para maestras y resto de adultos, que debemos bajar un poco de nuestras largas piernas y mirar desde su altura. Seguro que también aprendemos un montón...








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