sábado, 12 de febrero de 2022

ÉRASE OTRA VEZ...

 Cuando proponemos al grupo su participación activa en la representación de un cuento narrado anteriormente por la profesora -en este caso, el clásico Caperucita-, se levantan muchas manos. Finalmente, son unos pocos quienes se animan a salir. Llega la hora de cierto "miedo escénico" y muchos silencios que son acompañados con una ayudita para ir creando el cuento entre todos.

Parecería que ha sido un momento, divertido eso sí, pero pasajero, sin más huella que lo vivido ese rato. 

Sin embargo, observamos que en los días siguientes se producen juegos espontáneos en el aula, donde se oyen voces "yo soy la abuelita" " qué ojos..." en otra situación en que ya no se sienten mirados por todos, y juegan sin apuros a exteriorizar aquello que parecía ya finalizado.

Está muy bien entender que las niñas y niños necesitan sus tiempos y momentos, que, como ya hemos mencionado en otras ocasiones, no tienen por qué coincidir con los nuestros.











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