Es curioso ver cómo los niños y niñas nos imitan, reproducen lo que ven y lo que sienten. En lo que llamamos juego simbólico, exteriorizan por medio del juego vivencias y situaciones que les permiten liberar tensiones o adoptar roles que en la vida real no tienen (ser quien manda, quien cuida al bebé, quien castiga...). Está bien observarles para saber de sus inquietudes, sus deseos y sus alegrías.
El poder del ejemplo es mayor que el de las palabras. Lo que nos vean hacer -para bien y para mal- harán.
Tomamos nota...
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