Las personas mayores estamos acostumbradas a ser quienes hablamos, y a pedir silencio a los pequeños. Pero es interesante darles la oportunidad de contar, a su manera, lo que saben, lo que quieren compartir con el resto. Ponernos delante de un grupo más o menos numeroso es algo que cuesta, ahí está ese "miedo escénico" que a todos nos asalta cuando tenemos que hablar ante un determinado público.
Está muy bien entrenar a chicos y chicas, desde pequeños, en esa habilidad, para que se sientan capaces de comunicar sus intereses, y sobre todo, para hacerles saber que lo que cuentan nos importa de verdad.
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