sábado, 29 de febrero de 2020

MIDIENDO EL TIEMPO CON NUESTRO RELOJ DE AGUA



Cuando queda poco tiempo para cambiar de actividad y estamos sentados en asamblea,  a la espera -hora del recreo, de comer...- suelo explicarles que faltan diez, cinco minutos, mirando al reloj de la pared. Un niño comenzó a explicarnos, a su manera, la hora. Nos dimos cuenta de que hay tres agujas: dos más negras, una grande y otra pequeña, que tardan en moverse, y otra finita que va más rápida y da pronto la vuelta entera al reloj.

Así, comenzamos a hablar de las formas de medir el tiempo. Aprendimos que para que diera una vuelta completa, teníamos que contar hasta sesenta, y que contando cinco veces la aguja grande se movía al número de al lado.

Pedimos prestado a la clase de tres años un reloj de arena, y observamos su funcionamiento. A partir de ahí, hemos hecho varias intentonas, con dos botellas invertidas metiendo sal, primero. Como veíamos que se quedaba atascada elaboramos diferentes hipótesis y fuimos cambiando el contenido: arroz, y finalmente, agua.

El reloj de agua nos ha dado mejores resultados, aunque hemos tenido que ir ajustando la cantidad y el agujerito por el que pasa. También el problema de algún escape de agua, solucionado con más cinta adhesiva.

Ahora, calculamos cuánto tiempo son tres minutos -la medida que tiene el reloj de arena prestado- utilizando los dos al mismo tiempo, y dando vueltas al nuestro hasta terminar el de arena. Ahora sabemos que cuando le hemos dado diez vueltas consecutivas, han pasado tres minutos.

¡Y ya podemos ponernos en la fila para salir con las mamás !


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