En la infancia los sentimientos de ayuda -de los que a veces los adultos carecemos- surgen espontáneamente. Los niños y niñas no se hacen problema de lo que otro, en un momento dado, no hace todavía. Saben que también han pasado por ahí y se ofrecen a colaborar en lo que haga falta. Reconocen las distintas habilidades de cada cual, y hablan de ello con admiración sincera.
Da gusto su limpieza en la mirada.
Los mayores tenemos mucho que aprender...
No hay comentarios:
Publicar un comentario