Cuando mis hijos eran pequeños, en el cole nos hicieron una pequeña encuesta. Entre las preguntas, había una que decía algo así como ¿qué quieres para tus hijos en la escuela? empiezas a pensar entonces en grandes cosas sobre educación y aprendizaje, herramientas para la vida, conocimientos...
Creo recordar que en aquellos momentos dejé a un lado mi vertiente de maestra y respondí "que sean felices".
Ser feliz no significa tenerlo todo, no supone no encontrar obstáculos ni retos, dejar de pasar por pequeñas frustraciones que ayudan a crecer... Ser feliz es disfrutar cada día de lo bueno, ir con ganas de encontrarse con amigos y mayores, no sufrir angustias absurdas por exámenes o por no sentirse a la altura, reconocer que cada una, cada uno, tenemos fortalezas que compartir y debilidades que abrazar.
Saber que estamos en un entorno seguro y protegido donde seremos acogidos, tal como somos.
Mis hijos ya son mayores, y en su recorrido escolar han tenido la suerte de encontrarse con magníficas maestras y maestros, pero también con pésimos profesores que solo han visto el puntito oscuro en la enorme hoja en blanco.
De todo hay, como en todas partes. Vamos a prepararles para lo que se encuentren, ayudándoles siempre a encontrar lo positivo en sí mismos y en los demás.
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